6 abr 2007

La Esencia del Budhismo
por S.S. Vajradhara Kyabje Kalu Rinpoche
En nuestros días mucha gente piensa que la causa de las guerras y la amenaza de guerra se debe a la existencia de las armas. Tenemos armas nucleares horribles, y la gente piensa que deshaciéndonos de ellas nos libraremos de los riesgos de una guerra. En realidad, no son las armas las que producen la guerra sino la gente que las emplea. Es la mente de las personas la que produce la agresión, la que desata las guerras. El simple hecho de eliminar los instrumentos de guerra no eliminará la guerra. Para terminar con la causa de la agresión y de la guerra se debe trabajar en el ámbito de la mente individual, pues es en esta mente en donde surgen las emociones, la cólera y el odio que conducen a la lucha.

En general, nosotros, los que no hemos alcanzado el Despertar, experimentamos una increíble cantidad de emociones perturbadoras. Las enseñanzas tradicionales hablan de 84.000 instrucciones dadas por Budha como remedio para esas emociones. Sin embargo, la idea fundamental de esta vasta Tradición es la del Amor y la Compasión. Este concepto introduce la noción de lo que llamamos “Bodhicitta” o la actitud despierta, que tiene dos aspectos. El primero es el aspecto relativo o convencional, se trata del Amor y la Compasión que desarrollamos hacia todos los seres. El segundo es el aspecto último o absoluto de la Bodhicitta, es decir la experiencia de la Vacuidad fundamental de la mente — Shunyata — y la Vacuidad de todos los fenómenos y experiencias creadas por la Mente. Estos dos tipos de Bodhicitta son la esencia misma de todas las enseñanzas de Budha. Sin ella no es posible alcanzar el Despertar. Si se descuida la Bodhicitta relativa — el Amor y la Compasión — o la Bodhicitta última—el conocimiento fundamental, la experiencia de la Vacuidad — toda práctica será inútil e ineficaz. La comprensión última de la Vacuidad sustenta el desarrollo de la Compasión, y esta última sustenta la profundización de la Sabiduría. Por lo tanto, cuando uno desarrolla estos dos principios básicos, posee la esencia de todas las enseñanzas de Budha.

En el mundo humano, las emanaciones de los Budhas y los Bodhisattvas despliegan una gran actividad en la enseñanza debido a las características evolucionadas de los seres y a su sensibilidad. El nacimiento humano representa, en efecto, la situación más favorable para el desarrollo y el progreso de enseñanzas profundas; particularmente las enseñanzas Tántricas, que posibilitan una transformación profunda de la estructura física, verbal y mental del individuo. La transformación física se efectúa a través de la identificación con la apariencia de la divinidad, la transformación verbal mediante la recitación de mantras, y la transformación mental al establecer la mente en "Samadhi". Esto sólo es realmente posible en el mundo humano, y es en este mundo que los Budhas y los Bodhisattvas pueden aparecer e impartir efectivamente sus enseñanzas.

La primera función que cumplen los mantras es la de purificarnos del velo de la negatividad, de la ignorancia, y por otra parte desarrollar en nosotros cualidades positivas; acrecentar el mérito y acercarnos al Despertar.Algunos mantras están particularmente asociados a ciertos aspectos de nuestra existencia; ya sea la prolongación de la vida, la purificación de enfermedades, impedir que la mente caiga en los estados inferiores, o eliminar el miedo y la ansiedad, etc. Pero en general, podemos decir que todos los mantras tienen el mismo objetivo, eliminar el sufrimiento y la confusión y conducir al practicante hacia el Despertar.El significado profundo del mantra, más allá del nivel conceptual o gramatical, sólo lo puede comprender un ser con la sabiduría de un Budha completamente iluminado. El sentido de esas sílabas permanece impenetrable para aquel que no ha realizado la experiencia del pleno Despertar. Pero recitar el mantra con fe y confianza permite recibir sus beneficios, incluso si uno no tiene de él una comprensión intelectual o una percepción directa.Veamos por ejemplo, el conocido mantra OM MANI PEME HUNG, el mantra de Avalokiteshvara (Tib. Chenresig), el Bodhisattva de la Compasión Universal. Recitar este mantra es importante en varios niveles. Las seis sílabas del mantra pueden eliminar los “seis venenos” de las emociones perturbadoras de la mente, cerrar las puertas de los renacimientos en los seis estados de existencia Samsárica, aumentar los méritos, y desarrollar y perfeccionar las Seis Paramitas. Sin duda alguna nuestras palabras poseen un cierto poder. Por ejemplo, si hablamos con gentileza y dulzura, con una voz armoniosa, podemos llegar a ejercer cierta influencia sobre los demás, generando buen humor y contento. Si por el contrario hablamos con un tono duro y desagradable, entonces podríamos enojarnos y encolerizar a los demás; hablando violentamente podemos incluso llegar a aterrorizar a los demás. Ciertamente incluso las palabras de una persona común, no despierta, pueden producir un gran efecto. ¡Qué decir entonces del poder que tienen para el desarrollo espiritual las palabras pronunciadas por un ser que ha alcanzado el perfecto Despertar!Si tenemos una completa confianza en el Budha y en el Dharma — sus Enseñanzas — el paso a franquear para creer en el poder de los mantras no es difícil. Pero si no tenemos fe en el Budha mismo, será mucho más difícil creer en los mantras que surgen de él. El empleo de mantras es eficaz también cuando tenemos dificultades en la meditación, o con la concentración correcta de la mente, o también cuando debemos hacer ejercicios físicos muy duros tales como las prosternaciones. Recitar un mantra como el Om Mani Peme Hung es muy fácil, no requiere ningún esfuerzo o habilidad particular. Recitándolo incluso de esta manera tan simple, recibimos beneficios y comienza a establecerse un cierto desarrollo espiritual.
¡¡¡ Sarvamângalam !!!
( ¡¡¡ Que todo sea auspicioso !!! )

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